El joven soldado noxiano había corrido gran parte del enorme campamento de guerra que sitiaba buena parte de la urbe conocida como Argalanth, perteneciente a la poderosa Demacia, hasta que llegó a la tienda más amplia y ostentosa de todas las que allí había: la tienda de mando...la tienda de Jerico Swain, Maestro Estratega de Noxus, hacia la que iba a pasar cuando los guardias le dieron el alto.

- ¿Qué haces fuera de tu puesto, soldado? ¿A qué vienen estas prisas? -demandó uno de los guardias.

- Debo ver al general Darius, es un asunto de vital importancia -contestó éste sin amedrentarse.

Los guardias se miraron entre sí confusos, hasta que uno de ellos asintió y se dirigió al interior de la imponente tienda. Salió después de unos minutos, y dirigiéndose al visitante, le increpó con desdén:

- ¡Adelante recluta, el general te recibirá!. Pero más vale que ese mensaje sea de la importancia que afirmas, ya que no está de muy buen humor -repuso el guardia al tiempo que su compañero y él retiraban las lanzas y se hacían a ambos lados de la entrada.

El joven recluta, se adentró en el improvisado edificio sin amedrentarse hasta que encontró al que era el máximo guerrero del ejército noxiano, el hombre por el que todo soldado se medía en su continuo esfuerzo de superación: el general Darius.

Éste se encontraba revisando unos mapas de la zona que colgaban de la pared de la tienda, hasta que reparó en la presencia del mensajero.

- Más vale que tu informe sea importante, soldado. No me gusta que me hagan perder mi valioso tiempo.

El soldado respondió haciendo un saludo militar y se aclaró la garganta antes de hablar.

- Señor, tengo un mensaje de los invocadores de la Academia de Guerra. Han enviado un emisario para hablar con la máxima autoridad en la cadena de mando sobre este conflicto, y como actualmente la máxima autoridad sois Vos, general, me senti en el deber de informaros sobre ello.

Darius puso una mueca de asco al escuchar el mensaje.

- Esos invocadores metomentodo siempre con sus normas y sus discrepancias sobre nuestros movimientos... en fin, qué remedio, hazle pasar para que lidie con él... ¿dónde estará el comandante Swain cuando lo necesito?. Él es el del pico de oro, y yo, simplemente, el brazo ejecutor.

El joven soldado sonrió antes de hablar.

- De hecho, general, el invocador ya está aqui -dijo, mientras su armadura se desprendía por partes, dejando ver un hombre con una túnica púrpura intenso y el rostro cubierto por la sombra que proyectaba su amplia capucha.

El general Darius puso cara de estupefacción ante la presencia del invocador. Montando en cólera, le increpó duramente:

-¿Qué traición es ésta? ¿Por qué este engaño? ¡Responde, invocador!.

El invocador coloco un dedo delante de su cara.

- Shhhhhh... las respuestas, de una en una, general. Vengo de parte del Maestro Estratega Swain para informarte de unos imprevistos de última hora.

-"Imprevistos de ultima hora" ¿Cuáles? -preguntó Darius enarcando una ceja.

- La Liga esta al tanto de los planes para invadir esta pequeña urbe perteneciente a Demacia,y de que éstos no se quedarán mirando con los brazos cruzados, así como de que habrá muchas muertes, demasiadas quizás, de seguir las cosas su curso normal. Por ello, han decretado resolver esta disputa de una manera especial.

Darius escuchaba mientras el invocador le narraba los hechos.

"Un combate épico, solo repetido una vez con anterioridad por esos malditos e insolentes Jonios, pero esta vez el enemigo a batir sera la brillante Demacia. Y el comandante Swain me ha pedido personalmente que te inste a participar junto a él, ya que necesita según dijo "tener las espaldas cubiertas".

Darius pensó en lo que el invocador le relató. El simple hecho de que su superior le pidiese participar era motivo de sobra para hacerlo, pero también estaba el aliciente extra de poder rebanar unas cuantas cabezas Demacianas. Pero aún le quedaba una duda.

-¿Por qué yo? -preguntó al invocador noxiano.

Este sonrió.

- El maestro estratega predijo que preguntarías eso, general, y aqui tienes la respuesta, tal y como él la transmitió.

"Eres uno de los pocos hombres en quien confío, Darius, y necesito cubrirme las espaldas. Además, es seguro que Demacia enviará a Garen CrownGuard al enfrentamiento. Como bien sabes, ese fanático es el modelo a seguir por todo el ejército demaciano, su mejor guerrero, su más valiente o loco general, para ellos es un estandarte, un héroe, un ídolo...y quiero ver a ese ídolo caer, quiero que el mayor representante del ejército demaciano caiga ante su homólogo noxiano y ese eres tú, amigo mío...y si son mínimamente inteligentes, esos demacianos se darán cuenta del mensaje que representara su caída a manos tuyas, Darius..."

El invocador realizó una cinica pausa mientras esperaba la última pregunta de su acompañante.

-Y ese mensaje es... -dijo un cada vez más resuelto Darius.

La sonrisa del invocador se ensanchó aún más mientras le respondía.

- Es obvio, mi querido general...si su héroe nacional cae ante nosotros...¿que impedirá que ellos sean los siguientes?... Asi pues, ¿puedo confirmar tu presencia?

Darius descolgó del hombre su pesada hacha y la miró despreocupadamente. Mientras, dijo.

- Dile a Swain que estaré allí cuando me reclame, y que le entregaré la cabeza de Garen CrownGuard como tributo y prueba de mi lealtad. Esos demacianos tienen los dias contados, ya lo creo..